Monday, February 23, 2015

Noche de lujo musical... gratis!


Un concierto maravilloso, y para colmo gratis y con parqueo gratis. Si es que no se cree. Lo más triste es que había muy poco público, porque la gente ni se entera… No volveré a quejarme de que los medios no se ocupan debidamente, aunque hubo parte de culpa en el frío inusual y en el temor de tantos a los embotellamientos del área.
        No obstante, los "happy few" que desafiamos ventiscas y tranques (tapones) para llegarnos a la First Presbiterian Church of Miami, en Brickell,



tuvimos una recompensa maravillosa, pues íbamos hasta sin saber el programa, guiados por la intuición y por el prestigio de los intérpretes. Pues bien, la primera parte de la noche fue nada menos que la Sonata no. 5, en Fa mayor, op. 24, "Primavera", de Beethoven con intérpretes de primera línea y de primera gracia, pues tanto el violinista Daniel Andai, como el pianista Philippe Entremont se dieron como debe ser, con el espíritu alerta y el alma puesta en la música irradiando un calor humano, una "naturalidad" y hasta una alegría que aportaba chispa y novedad a una partitura que de por sí va envuelta en notas felices.
      Tanto Andai, concertino de la Miami Symphony y Jefe de Cátedra de la Facultad de Música de la New World School of the Arts (NWSA), como Entremont, que nos visita con aplaudida frecuencia, son artistas formidables con un dominio de sus instrumentos que les permite "hacer" la música desde adentro, con la partitura a la vista pero sin olvidar que la música es un acto de amor de entrega, algo que las palabras no pueden igualar. El dúo recibió largos y merecidos aplausos.
        Pero la segunda parte de la noche no habría de ser menos aplaudida. Julie Cherrier entró en escena y fue como si hubieran encendido otro spot. La maravillosa soprano mantuvo en vilo al público, aunque muchos quizá no entendían las palabras del texto francés, pero no era necesario, pues la cantante es también espléndida actriz, que de la primera a la última palabra, y de la primera nota a la ultima estaba en el personaje con su pathos terrible que va de la alegría a la desesperación, del amor al miedo. Acompañada al piano por Entremont, que anda de gira con ella por la nuevamente cálida Florida, Cherrier impacto a todos los asistentes con su corte clásico, aun cuando la obra es del siglo XX. Una combinación exquisita, pues aunque el texto era de Cocteau, su porte hacía pensar en Racine, en Corneille. Qué noche de lujo para los miamenses. Un francés del público comentó que ese concierto en París hubiera costado una buena cantidad de euros. Only in Miami!



       Los próximos conciertos de la NWSA son de bajo costo: $10 y $5 para estudiantes y mayores de 60. El 24 de febrero: Concierto con la High School Coral, 7 pm, en la FPCM, 609 Brickell Ave. Y los dias 7 y 8 de marzo: 'Lo Speziale, ópera de Haydn, en el North Campus del Miami Dade College, 11380 NW 27 Ave.


Dos maravillosos violinistas en el Arsht

Los amantes de la música clásica pudieron disfrutar la semana pasada las actuaciones de dos luminarias del violín: Glenn Dicterow, que tocó el miércoles con la orquesta de la New World School of the Arts (NWSA), y Ray Chen, que vino lujosamente acompañado por la Orquesta Sinfónica Nacional de Dinamarca (OSND) con su director Cristian Macelaru.
        El legendario Dicterow entregó una pulidísima y sensible interpretación del Concierto para violín y orquesta, de Barber. La orquesta, a pesar de estar integrada fundamentalmente por alumnos de la NWSA estuvo a la altura del solista. Igual de brillantes que en la segunda parte de la noche, cuando ejecutaron la difícil y policromada Sinfonía no. 5, de Prokofiev. La ovación final convenció a la orquesta y a su prestigioso director, Alfred Gershfeld a repetir como encore la última y espectacular sección de la obra con gran despliegue de fanfarrias y percusión.
        El sábado, el joven virtuoso Chen deslumbró al público en el mismo escenario por su pulida técnica y su sincera empatía. Su entrega del Concierto para violin y orquesta, de Sibelius, fue memorable,  especialmente, en el movimiento final, lleno de efervescencia, ritmo y despliegues virtuosos. La orquesta, sabiamente llevada por Macelaru, fue un justo apoyo, sin robar protagonismo al solista. Ante la ovación, Chen regaló como encore el Capricho número 21, de Paganini, que fue igualmente ovacionado.
       La noche, que había abierto con el emblemático Vals triste, de Sibelius, cerró espectacularmente con la Sinfonía no. 4, 'La inextinguible', de Nielsen. Hay que recordar que el formidable Macelaru, a sus 19 años, fungió como concertino en la Miami Symphony que entonces dirigía el inolvidable Manuel Ochoa. Esto demuestra una vez más cuán importante para el canto y la música clásica es la plaza de Miami, por más que los medios se empeñen en ignorarlo.


       El próximo concierto orquestal en el Arsht será con la Cleveland Orchestra en obras de Beethoven y Shostakovich, los días 27 y 28 de febrero.