Wednesday, April 20, 2011

'DON GIOVANNI' ENTRE LUCES Y SOMBRAS





Por Daniel Fernández

Con larga ovación culminó el sábado 16, en el Arsht Center, el estreno de la nueva puesta de Don Giovanni, de Mozart, por la Florida Grand Opera, en brillante producción de la Washington National Opera.

Y había mucho que aplaudir, pues se trata de una de las obras más hermosas de todos los tiempos, y fue entregada con gran cuidado y dedicación por parte de la orquesta y su director, Andrew Bisantz, y en especial, por los cantantes que hicieron una labor encomiable.

Bisantz conoce muy bien la obra, y prefirió llevarla por los cauces más clásicos, manteniendo siempre unas dinámicas y unos tempi moderados que permitieran a los cantantes lograr el máximo brillo. El magnífico David Pittsinger, en el rol titular Tom Corbeil (Leporello), Jacquelyn Wagner (Donna Ana), Georgia Jarman (Donna Elvira), Brittany Ann Renée Robinson (Zerlina), Andrew Bidlack (Don Ottavio), Jonatham G. Michie (Massetto) y Morris Robinson ((Il Commendatore) ofrecieron una imagen de conjunto muy armonizada, donde ninguno sobresalió ni desmereció dentro del balance general. En el aspecto dramático sí hubo diferencias; pero quizá esto se deba a la dirección escénica de John Pascoe, quien también tuvo a su cargo los trajes y la escenografía.

Supremo artífice de esta puesta, Pascoe ha montado otras veces esta obra con igual despiste que en esta ocasión. Aún recordamos su Don Giovanni sádico de hace unos años. Pero a Pascoe le gusta choquear al público, aunque para ello tenga que pasar por encima de lo que dice el libreto y lo que expresa la música. Algunas de sus puestas más atrevidas, como Ercole su'l Termodonte, de Vivaldi (2006), en la que el protagonista canta un aria totalmente desnudo, han sido tan aclamadas como criticadas. En este caso es preciso elogiar la escenografía hermosa y funcional; aunque un detalle operacional resultó desastroso: mientras los cantantes entregaban algunas de las arias más exquisitas de esta ópera en el proscenio, martillazos y ruidos entre bambalinas estropeaban la magia del momento. Imperdonable.

El concepto de que los trajes reflejaran distintas épocas no es nada descabellado, sobre todo, cuando son tan bellos como éstos. Sin embargo, una Doña Elvira al estilo de las "damas abandonadas y vengativas" de las películas de los 40, con peinado, trench coat, niño en brazos y revólver en mano, resulta un toque demasiado caricaturesco. Era la viva estampa de Ninón Sevilla en Víctimas del pecado. Ya el personaje tiene su dosis original de burla por parte del libreto y la música y no había por qué cargar la mano. Tampoco resulta acertado el grupo de "espíritus" femeninos vestidos a lo "novias de Drácula", que rompiendo la sintaxis visual de la puesta, en la cena final se "materializan" como la orquesta, para luego volver a ser espíritus que precipitan a Don Juan al infierno. En este caso, vestuario y acción se contradicen, eso sin descontar el efecto ridículo del concepto.

Estos son detalles pasables, lo que sí no pasa es convertir a Don Giovanni en un militar. El personaje representa la antítesis del orden establecido, de la religión, la moral. En cierta forma es un "revolucionario" de su tiempo que concluye el primer acto cantando con el pueblo: "Viva la libertad". No olvidemos que a menos de dos años del estreno de esta obra, esos "gentiles hombres", en 1789; darían al traste con ese orden con la Revolución Francesa.

Ese es el error y horror garrafal de esta puesta. Porque según Pascoe; no sólo Don Giovanni es militar, sino que Leporello también lo es. Nada más descabellado y antitético contra la premisa de la obra. Quizá por eso el personaje quedó tan descafeinado en todo momento y sobre todo, en el aria de El catálogo, que apenas fue aplaudida, cuando suele ser un show stopper. No tuvo gracia ninguna. El público se reía, sí; pero por lo que iba leyendo en los supertítulos que es muy divertido. Corbeil resultó demasiado tieso para un personaje que debe ser la contrapartida bufa de lo terrible de la obra.

Hay otros detalles negativos en esta puesta, por ejemplo, en el dúo de reconciliación entre Zerlina y Masetto, cuyo texto es tan picante y de doble sentido, Pascoe pone al novio a toquetear atrevidamente la pierna y los muslos de su novia, cuando el texto indica claramente que él está molesto con ella, y que es ella la que lo seduce prometiéndole: "un bálsamo que llevo dentro". Esta escena fue totalmente estropeada por la dirección dramática. Sin embargo, el director encontró a bien agregar un doble sentido con la palabra "comer", ilustrándolo con una de las "novias de Drácula" tendida sobre la mesa. Una vez más el franco deseo de choquear al público, pasando por encima del libreto y la música. Don Giovanni --la obra y el personaje-- es muchas cosas, pero nunca es vulgar. En esa misma escena, el Don demuestra que está al tanto de la música de su tiempo. Es un gentilhombre de fines del XVIII, con ideas tan avanzadas que no discrimina entre damas nobles y sus criadas, no es un militarote, es un hombre capaz de ofrecer una serenata a una sirvienta. El militar es el comendador al que el Don da muerte --un símbolo evidente--, y que al final se convierte en monstruo pétreo del orden que lo destruye.

Poner a Don Giovanni y a su criado como militares frustra la intención dramática de la obra y el concepto en que se sustenta. Una pena que Pascoe se haya ido por ese lado, quizá por eso la producción resulta lenta, sombría y aun más confusa que lo que suele ser. Ya va siendo hora de que alguien ponga freno a estos directores que, con tal de que se hable de ellos, echan a perder producción tras producción. En el último número de Opera News se comenta otro montaje de Don Giovanni que va contra el concepto y el personaje. Cabe preguntarse hasta cuándo se permitirá a estos engreídos el pasar por encima de la lógica, la belleza, el buen gusto, y sobre todo, lo que quisieron e hicieron el compositor y el libretista.

A pesar de lo dicho, vale la pena ver esta puesta, porque --como suele suceder-- imponiéndose a todas estas tinieblas interpretativas, sale la luz maravillosa que es la música de Mozart y el excelente trabajo de músicos y cantantes, que una vez más, en esta época del "euro trash", reciben un flaco servicio por parte de un "director estrella".



'Don Giovanni' por la Florida Grand Opera en el Arsht Center, 22, 27 y 30 de abril; 3 y 8 de mayo. En el Broward Center, 12 y 14 de mayo. Información y entradas: 800 741-1010 y www.fgo.org






Friday, April 15, 2011

DON GIOVANNI CON EL EMBRUJO DE SEVILLA


Les presento lo escrito en El Nuevo Herald. Al final vienen las citas completas de los directores.

Por Daniel Fernández
Desde que se estrenara en Praga, en 1787, la ópera Don Giovanni, de Mozart ha mantenido su hechizo sobre el público, los cantantes y los músicos. El genial libreto de Lorenzo Da Ponte y la sublime música del genio de Salzburgo vuelven a la escena de la Florida Grand Opera en el Arsht Center en una espectacular producción de la Washington National Opera, el sábado 16.
La truculenta trama en la que hay raptos, violaciones, asesinatos, corrupciones insospechadas (y otras que se sospechan a través de las insinuaciones del libreto) culmina nada menos que con una escena infernal. En esta ópera, el genio de Mozart ha sabido reflejar desde lo más exquisito hasta lo más tremendo, pasando por lo humorístico, lo sensual, y hasta por una humilde autocrítica… Muchos afirman que es su mayor obra.
El aclamado director escénico y diseñador John Pascoe, cuyo trabajo admiramos ya en esta misma obra en 1997, ha querido devolver a esta producción su marco original sevillano: "Además de que es lo marcado en el original, para mí esto refuerza no sólo el glamour y la atracción original de esta ópera, sino su código moral, que se basa claramente en el dogma antiguo de la Iglesia Católica. Eso justifica el castigo del Don al final". Pero el concepto de Pascoe, responsable del montaje dramático, la escenografía y los espléndidos trajes, aporta además detalles atmosféricos e incidentales: "Al explorar la sociedad española en la que se desenvuelve el Don, decidí crear una familia de campesinos bailadores de flamenco en torno a la bella Zerlina, y de ahí la posibilidad de que en la escena de la boda hubiera un toque de fogoso flamenco". Para el montaje de estas danzas ha venido desde el Metropolitan de Nueva York, la famosa coreógrafa Sara Erde. "Y por supuesto hemos contado con el talento de los bailarines miamenses para completar este aspecto de la producción" concluye entusiasmado el multitalentoso director.
Igualmente entusiasmado está Andrew Bisantz, quien tiene a su cargo la dirección musical: "Es tan intenso tener la oportunidad de trabajar con esta obra maestra… tan detallada y creativa que uno podría pasarse la vida explorando sus múltiples facetas. Mozart combina lo bufo con lo serio para crear un nivel inusitado de caracterización musical que, en mi opinión, aún no ha sido superado". Su entusiasmo se extiende al grupo que encarnará esta obra maestra: "Es una maravilla escuchar a este elenco formidable, la orquesta y los coros… Han creado un sentido de conjunto total, difícil de lograr".
Georgia Jarman, quien será la vengativa Donna Elvira también se manifiesta muy entusiasmada con la visión del director escénico: "Siento un gran respeto por Pascoe, su ojo para el diseño, su comprensión del drama y su infatigable estilo de dirección. Mi tarea ha sido crear un personaje multidimensional con el que el público pueda identificarse. Pascoe le ha dado una concepción más creíble que lo que se acostumbra…" Jarman no cesa de ponderar este Don Giovanni, que: "cuenta con un elenco excepcional. Las voces son gloriosas".
Jacqueline Wagner que hará de la atormentada Donna Anna, coincide con Jarman: "Creo que Pascoe ha captado lo que Mozart hubiera querido. En cuanto a Bisantz, ha logrado una hermosa interpretación de la música, permitiendo a los cantantes poner algo de su parte, lo cual no es común. Es maravilloso tener un director que sabe escuchar y hacer música con nosotros. Mis colegas son excelentes. Esta puesta va a ser un gran éxito".
El rol titular cae sobre el aclamado talento de David Pittsinger, bajo barítono a quien hemos aplaudido anteriormente en Sonnambula y, sobre todo, como el Scarpia de Tosca. El no menos importante papel de Leporello, sirviente y contrapartida del desalmado Don, estará a cargo del bajo Tom Corbeil, que tuvo una magnífica acogida el año pasado por su interpretación de Don Basilio en El barbero de Sevilla : "En mi experiencia es algo muy raro el que tantos componentes artísticos se unan como en este Don Giovanni. Me ha hecho acordarme de por qué me hice cantante: para estar rodeado de cantantes de talento excepcional musical y artístico, para ser dirigido por un director musical atento y dotado; y para ser guiado por un director escénico que tenga una idea precisa de cómo desarrollar la acción en el escenario. Muchos consideran esta ópera la mejor de todas, y esta producción le hace justicia al genio de Mozart".
El hermoso rol de Zerlina será comprartido por las sopranos Brittany Ann Robinson y Rebecca Luttio. El resto del equipo se completa con las luces de Donald Edmund Thomas, y las pelucas y maquillajes de Michelle Diamantides. Ver una puesta de Don Giovanni es siempre una experiencia valiosa, pero ésta que se estrenará en Miami todo parece indicar que hará historia.

'Don Giovanni' por la Florida Grand Opera en el Arsht Center, 16, 22, 27 y 30 de abril; 3 y 8 de mayo. En el Broward Center, 12 y 14 de mayo. Información y entradas: 800 741-1010 y www.fgo.org

Palabras textuales de Andrew Bisantz:



Let me begin by saying that it’s such an utter thrill to have the opportunity to work on this towering masterpiece – it is a score that is so groundbreaking, so creative and so detailed, that one could literally spend a lifetime exploring its many facets, and I’m certainly grateful to have had a long association with the score before approaching this production at FGO.



What I find most interesting is how Mozart and DaPonte (starting with Le nozze di Figaro) were experimenting with combinations of characters from different operatic universes, and how that’s reflected in the score. Brilliantly, Mozart did not just “mash up” operatic styles – he certainly gives more than just a passing glance to both Seria and Buffo musical ideas – but in fact he used these diverse styles to inform and enrich the characters and create a new level of musical characterization which, in my opinion, has yet to be surpassed.



It’s wonderful to hear this fantastic cast, chorus, and orchestra be so inspired by the music- they’ve created a sense of total ensemble that is extraordinary and rare to be found.

Palabras textuales of John Pascoe:

One of the many aspects of my production that have drawn much comment is the very fact of it being so decisively set in Seville - Spain. Quite apart from being exactly as stated in the original opera, for me this decision reinforces both the glamour and the attraction of the opera itself as well as its specific moral code that is unequivocally based within the dogma of the ancient Catholic Church: But as those religious tenets are perhaps less immediate to many of us, and as personal freedom is virtually a watchword in our modern way of life, I feel that in order to justly demand the Don’s punishment at the end of the opera, the audience needs to see ample evidence of the damage that has been created by his ultimately deeply selfish attitude to those around him. In order to arrive at that point I felt it was vital to present something of that society.

In exploring the Spanish society in which the Don 'plays' I decided to create a flamenco dancing peasant family around the beautiful young Zerlina, and in so doing, had the possibility of her wedding inevitably having a fiery flamenco aspect, and then at the end of the first act, of her family leading everyone in a multi layered PAASO DOBLE. Incidentally, the wonderful choreographer Sara Erde who was introduced to me by the great Plácido Domingo, has come directly from the MET to use the supremely talented Spanish dancers of Miami to complete this aspect of the production.

To contrast with this peasant world, I made sure that the aristocrats represented all that was glamorous and powerful within that society. So the elaborately gilded uniforms worn by Dons Ottavio and Giovanni - are taken from those worn at the newly re - established royal court in Spain in 1940s Spain: They celebrate the two men’s brotherhood within the highest echelons of this society that Giovanni so thoroughly betrays.

Although in my production that entire society hunts him down, the women whose lives he has wrecked become the actual instruments of his ultimate downfall, as the dead souls of women who have passed away in childbirth or committed suicide when Giovanni abandoned them - force him to his final judgement."



John Pascoe (Miami - April 11th 2011)