Saturday, December 25, 2010

"LA PASAJERA" DE WEINBERG. SOBREMESA METAFISICA III




Por Daniel Fernández
Anoche fue Nochebuena y la pasé maravillosamente en casa de mi amigo Andrés Reinaldo, con su esposa Lola, cuatro de sus hijos y el maravilloso dúo de Carlos y Marta.
La cena, exquisita, la compañía, de altura, comimos y reímos como Dios manda. Sólo un incidente nos habría de recordar “los frijoles de la vida material”, pues de pronto, ya pasados los postres y en plena sobremesa (¡Oh Alzheimer caprichoso, no hay tarde que no me enojes!), me acordé de que había dejado la candela encendida y tuve que salir corriendo.
Nada grave, pero pudo serlo, y es así cómo los pequeños milagros se manifiestan a diario. Hoy, Día de Navidad, cuando se supone que Santa Claus ha dejado a todos los niños del mundo un regalito, celebro que al niño que aún me queda en alguna parte del alma, también le llegó ayer un regalo muy especial: Un cargamento de óperas maravillosas de parte de un amigo americano que es también profesor de Historia de la Opera y me hace unos obsequios que me dejan mudo. Son tantos sus tesoros musicales que le he puesto “Alí Babá”. La apertura de sus bóvedas musicales han sido para mí el “sésamo” mágico que nos ha mantenido ―a mis alumnos y a mi― con un siempre creciente interés en ese arte mayor que es la ópera.
Hoy se trata de La Pasajera, de Mieczyslaw Weinberg (1919-1996), que ha sido mi gran regalo de Navidad, y una vez más, un contacto con Dios. Inspirada en la novela homónima de Zofía Posmysz ―superviviente de Auschwitz― que también inspirara la magistral película de Andrzej Munk (1920-1961), estrenada en 1963, esta obra recoge tan bien la trama, no sólo con un excelente libreto, sino con una música que resulta difícil de describir por su complejidad y belleza. Para aquellos que no conozcan a Weinberg, baste decir que muchos lo consideran el tercer gran músico ruso, de la trinidad que integra con Shostakovich y Prokofiev.
Pocas obras atrapan desde el principio con tal fuerza hipnótica. Cada pasaje es bello en sí mismo, pero se enlaza de manera insoslayable con el aria, dúo, concertante o coro siguiente, y ya uno no puede pensar en bañarse ni en comer, ni en nada, hasta que no caiga el telón. Para colmo, esta puesta en escena de Bregenz, de este año, cuenta con un reparto de lujo y un director de orquesta excelente. La escenografía es igualmente genial (pueden apreciar algo de eso en el video que incluyo, lamentablemente en alemán).
Disfrutando ―y sufriendo― esta ópera, volvía a sentir esa inquietud de todo el que se preocupa por eso que suele llamarse metafísica, el por qué de las cosas terribles y monstruosas que tanto abundan en este planeta. También misteriosamente, la autora de la novela aún vive, sobrevivió el campo de concentración para ver luego cómo el horror que describiera magistralmente se convertía en obra maestra del cine y ahora, casi medio siglo después, también en obra maestra de la música. En cambio, Weinberg, a pesar de que vivió casi 90 años, no alcanzó a ver el estreno de su genial ópera en el 2006, ni mucho menos esta producción extraordinaria que demuestra una vez más la grandeza del espíritu humano. Tampoco Munk pudo siquiera terminar su bello filme, pues murió en un accidente automovilístico, justamente cuando regresaba de filmar en Auschwitz.
¿Por qué Auschwitz? ¿Por qué Posmysz sí vio el triunfo de su obra, en cambio Munk y Weinberg, que reconocieron la importancia y belleza de la novela, no alcanzaron a ver también el reconocimiento a su creación? Misterio. Esa es la palabra que más repetimos cuando tratamos de acercarnos a esa fuerza central que ignotamente nos mueve y mueve todo. Quizá la respuesta a esos porqués metafísicos que nos puede inspirar una obra maestra, un acto monstruoso de genocidio o hasta un conato de incendio en una casa, solo podamos obtenerla al final del camino, como dice Lezama: “el asombro desaparece, cuando nuestra envoltura cae”.

NOTAS: 1) “La Pasajera”, de Weinberg será exhibida parcialmente en el curso Historia y Apreciación de la Opera que comienza el 25 de enero en el Interamerican Campus del Miami Dade College.
2) SOBREMESA METAFISICA II aparecerá próximamente en mi blog “El Jardín de Daniel”.

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